Diolinda Alves de Souza, ex-mulher José Rainha, líder do grupo invasor de terras que se autodenomina Frente Nacional de Luta (FLN), trabalha como secretária parlamentar no gabinete da deputada federal Sâmia Bomfim (Psol-SP). Nesta quarta-feira, 17, a psolista foi confirmada como integrante da Comissão Parlamentar de Inquérito (CPI) que vai investigar quem são os financiadores do Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra (MST).
Segundo o site oficial da Câmara dos Deputados, Diolinda está no cargo desde abril de 2022. Além disso, é remunerada com um salário de R$ 3,2 mil e recebe R$ 1,3 mil em auxílios.
Em 2003, a ex-mulher de José Rainha foi condenada a dois anos e oito meses de prisão por formação de quadrilha para cometer crimes em Teodoro Sampaio (SP). De acordo com Sâmia, Diolinda trabalha no interior paulista, e o crime teria prescrito.
Em março deste ano, José Rainha foi preso pela Polícia Civil de São Paulo, sob suspeita de extorsão de proprietários de terras na região do Pontal do Paranapanema, no oeste do Estado. De acordo com as autoridades, também foram apreendidas armas supostamente usadas em conflitos agrários.
A operação da polícia começou a partir de mandados expedidos pela Justiça de São Paulo, em inquérito que apurava a extorsão de pelo menos seis pessoas.
Outro inquérito foi instaurado para apurar a conduta de pessoas que teriam expulsado os invasores de áreas na região. Nessa investigação, foram apreendidos dois fuzis calibre 556, duas espingardas calibre 12 e uma calibre 357.
A FNL negou que os dois líderes presos tenham praticado crimes e afirmou que as detenções têm “cunho político”.
O que diz a integrante da CPI do MST
Em contato com Oeste, Sâmia Bomfim, que será uma das integrantes da base do governo Lula na CPI do MST, confirmou que a ex-mulher de José Rainha trabalha para o seu gabinete. A parlamentar elogiou o trabalho da funcionária.
“Diolinda é uma ativista e dirigente da luta pela reforma agrária há muitas décadas e, na região do Pontal do Paranapanema, organiza as demandas e as iniciativas do nosso mandato”, afirmou Sâmia. “Temos muito orgulho do trabalho desenvolvido por ela na região”, complementou a deputada federal.
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O texto abaixo foi publicado hoje no Diario La Verdad de Maracaibo, Venezuela. E para ai que estamos caminhando sob a batuta do STF e do coronelismo executivo. A meta é transformar o Brasil num imenso Maranhao. Fome e miseria para todos.
“Mientras salía el sol, Miguel González, su pareja Maryelis Rodríguez y sus cuatro hijos pequeños se bajaron de un autobús de pasajeros después de un viaje de 18 horas hacia el sur desde la comunidad del este de Venezuela que querían dejar desesperadamente.
Los padres, con la mente aún aturdida por el sueño, tomaron dos bolsas de lona y evaluaron las necesidades antes de entrar a la estación: cambio de pañal para el niño de 1 año. Baño para los niños de 2, 4 y 6 años. Indicaciones para llegar a Brasil.
“¿Taxi? ¿Taxi?”, preguntaban los taxistas a todos los que transitaban por la estación de Santa Elena de Uairén, donde miles de personas cada mes caminan por última vez por territorio venezolano. Una media hora después, la familia González, como docenas de otros cada día, se convirtió en migrante internacional por primera vez cuando bajó del taxi en Pacaraima, Brasil.
Más de 7,2 millones de personas han dejado Venezuela desde que comenzó la crisis política, económica y social del país la década pasada. La mayoría se ha ido a países de habla hispana de Sudamérica, con 2,4 millones tan solo en Colombia, y muchos a Estados Unidos y España.
Más abajo en la lista de destinos se encuentra el vecino Brasil, donde se habla portugués.
Pero Brasil se ha convertido en una opción popular para muchos venezolanos en parte debido a un programa de cinco años que ofrece a los solicitantes elegibles permisos de trabajo e incluso vuelos gratuitos a partes lejanas del enorme país. Las aprobaciones al programa se han disparado en el período posterior a la pandemia.
“Yo le quiero dar bienestar a mis hijos”, dijo González, quien inició sus planes para migrar en octubre después de presenciar enfrentamientos violentos cerca de la mina de oro donde trabajaba.
“No es vida” la que tengo en Venezuela, comentó, porque si la familia se queda allá, los niños “no van a estudiar, no van a tener futuro”.
Programa de “internación” de Brasil
La familia González se inscribió para el programa de “internación” de Brasil, que surgió en 2018 para aliviar la presión sobre el estado de Roraima, en el extremo norte del país, cuando se ocupaba de los venezolanos que cruzaban la frontera después de que se agudizó la escasez de alimentos y medicamentos en el país.
El programa traslada a los migrantes a otras ciudades con mejores oportunidades económicas, especialmente en los estados ricos del sur del país. Ha acogido a unos 100.000 de los 426.000 venezolanos que han migrado a Brasil durante la crisis, y la tasa mensual más alta hasta ahora la registró en marzo de este año con 3.377.
La familia González vendió su refrigerador, ventilador, cocina, cama y otros muebles, metió ropa y pañales en bolsas de lona y mochilas, y comenzó su viaje desde su comunidad de San Félix con 500 dólares. Gastaron 90 dólares para llegar a Santa Elena de Uairén y 20 dólares para llegar a Pacaraima, donde presentaron su solicitud para el programa.
Decidieron migrar a pesar de que González tenía uno de los trabajos más lucrativos de Venezuela y ganaba alrededor de 600 dólares quincenales, y, ocasionalmente, hasta 1.200 dólares, mucho más que el salario mínimo del país, equivalente a unos 5 dólares mensuales. Pero las comunidades mineras son peligrosas debido a los grupos armados que se cree que actúan en colusión con las autoridades.
“Hay mucha delincuencia. Tú estás y no estás. ¿Me entiende?”, dijo González.
Quienes son aceptados en el programa de internación reciben documentación, alojamiento temporal, vacunas y vuelos de reubicación. También ofrece capacitación sobre el mercado laboral, las leyes y los derechos de Brasil.
El salario mínimo mensual de Brasil es de 265 dólares actualmente. Un sondeo a 800 hogares de 3.529 venezolanos que viven en Brasil realizado en junio y julio del año pasado reflejó que el 76 % de ellos ganaba hasta dos salarios mínimos.
Los solicitantes
Los solicitantes deben presentar documentación y someterse a un examen físico y entrevistas.
En una mañana de principios de abril, María Rodríguez, su padre, esposo, hija, dos hijos, nietos gemelos y cuatro parientes más se encontraban entre los cientos de personas en el cruce fronterizo de Pacaraima, siguiendo los pasos del programa. Se rió con un nieto con mucha energía, pero sus ojos delataban cansancio.
Al amanecer, los migrantes forman filas donde esperan para obtener o proporcionar información. Celebran cuando les dicen a ellos o a sus nuevos amigos migrantes que pueden subir a los autobuses de pasajeros que aguardan para dirigirse aproximadamente a 200 kilómetros hacia el sur, a Boa Vista, donde tomarán vuelos a sus nuevas comunidades.
El grupo de Rodríguez ya había esperado seis semanas en Pacaraima. Se había resguardado del sol abrasador bajo una tienda improvisada y pasado las noches en un refugio.
La familia cerró su negocio de producción de queso no rentable en Venezuela este año y decidió reunirse con otros parientes en el estado de Paraná, en el sur de Brasil, donde los hombres planean trabajar en la construcción. Rodríguez dijo que a otro de sus hijos que ya vive allí le ha ido bien en muy poco tiempo.
“Sus hijos están estudiando en una buena escuela y yo viendo a mis otros hijos… pasando problemas para poder mantenerse”, señaló Rodríguez, de 45 años, mientras esperaba que limpiaran los baños portátiles para el día. “Uno grande, aunque sea con una arepa todo el día, pero con esos bebés, ¿cómo le dice a un niño que no hay comida?”.
Venezuela fue alguna vez uno de los países más prósperos de Latinoamérica gracias a los miles de millones de dólares del petróleo, pero la mala gestión de su gobierno autodenominado socialista y una caída en los precios del crudo lo sumieron en una crisis durante la última década. Las sanciones económicas internacionales destinadas a derrocar al presidente Nicolás Maduro han empeorado las condiciones.
Segunda y tercera migración
En otras partes del hemisferio, los venezolanos hacen su segunda o incluso tercera migración a medida que se agotan las oportunidades económicas en los países anfitriones iniciales. La mayoría de los que cruzan la frontera hacia Brasil emigran por primera vez, dijo el reverendo Agnaldo Pereira de Oliveira, director del Servicio Jesuita para Migrantes y Refugiados, en Brasil.
“Es gente que se aguantó hasta ahora y ya no (pudo) más”, agregó Pereira de Oliveira. “Ahora vienen los últimos que resistieron en Venezuela por apego a su negocio, a su casa. ‘Yo aquí tengo trabajo, pero las condiciones de vida aquí no se dan’”.
El programa de internación de Brasil tomó forma después de un período de tensiones a mediados y finales de la década de 2010, cuando los venezolanos que llegaban saturaron los servicios públicos en Roraima, que incluye tanto a Pacaraima como a Boa Vista. En cierto punto, un hombre prendió fuego a dos residencias donde vivían venezolanos e hirió a cinco personas.
Los estados del sur de Brasil como Paraná no están exentos de desafíos para los venezolanos. Allí deben enfrentar un clima mucho más frío del que están acostumbrados, y su falta de fluidez en el idioma portugués a veces puede ser una barrera para los trabajos formales, lo que significa que algunos de ellos se convierten en vendedores ambulantes o conductores de Uber.
En Boa Vista, los refugios han estado disponibles desde hace mucho tiempo, pero muchos adultos y niños duermen en las aceras o afuera de una estación de autobuses. Algunos encuentran los refugios abarrotados y demasiado calientes. Otros no se sienten seguros o no les gusta el despertar temprano obligatorio.
En la orilla occidental del río Branco, junto a Boa Vista, los miembros de la familia Figuera cocinan, lavan ropa, chapotean en el agua o descansan bajo la sombra de los árboles. Su cabello está salpicado de arena.
Kisberlín Figuera, de 11 años, su padre, su madrastra y su hermana pequeña están en su segundo intento para mudarse legalmente a Paraná. Desistieron de su primer intento para que la bebé naciera cerca de su familia extendida en Carúpano, Venezuela.
Kisberlín ha aprendido algo de portugués y se ha hecho amiga de otras niñas migrantes. Bromean y juegan a pillarse o a las cartas cerca de donde duermen afuera de la estación de autobuses. Dijo que extraña a su familia, pero que el acceso al agua en Boa Vista -en baños públicos cerca de la playa- es mejor que el que tenía en casa.
Sentada junto al río, imaginó a Paraná con “demasiados parques, mucha comida, mucho dinero, mucha agua para bañarme, para beber”.
Fuente: Voz de América
É Sâmia ou Simia….
A quadrilheira do PSOL empregando uma quadrilheira da FNL.
Já não cabem tantos ladrões na caverna de Ali Baba.
O q esperar de uma deputada do psol? Semelhante atrai semelhante.
Essa Samia é a maior picareta e obviamente se cerca dos iguais.
Como assim? Uma integrante do MST é funcionária de uma deputada do PSOL. E essa deputada irá fazer parte integrante de uma CPI.Realmente , não existe mais ética, idoneidade, nada só gente que quer se dar bem enganando todo mundo.
Sim, é o que você leu. Uma raposa vai ajudar a investigar roubo no galinheiro 😅
O que esperar desse dito integrante?
Ele já adiantou seu voto.
Poderia ser retirado por suspeição.
Picareta contratando picareta, e o pior nos pagamos por essa picaretagem